El 17 de juliol de 1936 va succeir el que tothom es temia: l'exèrcit va sublevar-se. A Melilla, el coronel Yagüe, cap de la Legió, va aixecar-se en armes contra la República i la insurrecció, l'Alzamiento Nacional, va estendre's ràpidament a la resta del protectorat marroquí. El 18 de juliol, el general Franco, un cop assegurat el triomf de la insurrecció a Canàries, va passar al Marroc per posar-se al capdavant de l'exèrcit de l'Àfrica i dirigir-se cap a la Península. Seguidament, entre el 18 i el 19 de juliol, la majoria de les guarnicions militars de la resta d'Espanya van unir-se al cop d'Estat, així com sectors civil de la Falange i els requetès carlins.
A Catalunya, l'aixecament militar havia de ser dirigit pel general Goded, que va desplaçar-s'hi des de Mallorca, però aquest comptava amb un suport civil escàs. Pocs catalans havien optat per la insurrecció i els partits directament implicats tenien poca implantació en el Principat. A més, el principal partit conservador, la Lliga Catalana, no va participar ni va donar suport explícit al complot, tot i que després del 19 de juliol molts dels seus dirigents van sortir de Catalunya per donar suport a la causa del bàndol nacional.
Tot i la manca de suports civils, els militars confiaven que la majoria de l'exèrcit participaria de la insurrecció i que la Guàrdia Civil els seguiria. Així, a Barcelona la insurrecció va esclatar el dia 19, però els rebels van ser aturats gràcies a l'acció de la població, amb partits i sindicats d'esquerres armats per la Generalitat, i per la intervenció de les forces d'ordre públic, que van mantenir-se fidels a la República. El fracàs de la revolta a Barcelona va propiciar que a la resta del Principat els militars sublevats acabessin rendint-se. La victòria va viure's com un gran triomf popular. El general Goded va ser arrestat i, posteriorment, jutjat i afusellat.
Mapa dels enfrontaments entre militars i guàrdia d'assalt i milícies a Barcelona el 19 de juliol. Font: Atles de la Guerra Civil Espanyola, de Víctor Hurtado / Marc Ancochea (edicions DAU)
Aquesta va ser la crònica que el diari 'La Vanguardia' del 22 de juliol va realitzar al voltant dels fets d'aquella llarga jornada:
"Durante toda la noche del sábado se notó en las Ramblas y en otras calles céntricas de la ciudad, así como en las barriadas obreras, gran animación y efervescencia entre el público que transitaba por las calles. Circularon insistentes rumores según los cuales en aquella misma noche iban a salir de los cuarteles del extrarradio las tropas iniciando un movimiento subversivo contra la República […].A las cinco menos cuarto de la madrugada sonaron en la Plaza de la Universidad los primeros disparos […]. El movimiento subversivo se había producido en nuestra ciudad, entablándose entre la Guardia de Asalto y Seguridad y las fuerzas sublevadas que procedían de los cuarteles de Pedralbes […].
Abriendo fuego intentaron avanzar, pero la reacción de las fuerzas leales al Gobierno fue aun más enérgica, consiguiendo impedir el avance […].La acción de las tropas sublevadas fue decayendo a medida que se prolongaba la lucha. La dispersión total de estas fuerzas se produjo al entrar en combate contra las mismas de Aviación, que operaban al lado del régimen republicano y que con sus ametralladoras desmoralizaron la caballería rebelde […]. Rodeado el cuartel general de la IV División por fuerzas integradas por la Guardia Civil, de seguridad y paisanos, y viendo los sitiados la imposibilidad de resistir, a las seis de la tarde se izó la bandera blanca […]. Las fuerzas leales entraron en el interior del edificio haciendo prisionero al general Goded […]."
Trinxera a la Rambla de Barcelona (es veu l'estàtua de Colom al fons)
La sublevació vista per Companys
Lluís Companys, el president de la Generalitat de Catalunya, va analitzar en primera persona els fets del 19 de juliol de 1936 a través d'aquestes declaracions que recollia el diari 'La Voz' el 21 de juliol:
"A las cuatro de la madrugada, cuando se habían retirado de la Generalidad todos los consejeros y personalidades del Frente Popular que habían acudido a ofrecer su colaboración, quedé completamente solo y muy agotado. En el momento de ir a retirarme a descansar recibí noticias que acusaban una enorme gravedad, ya que el movimiento anunciado, y que se creía habíase aplazado, estallaba. A él se había adherido toda la guarnición, y eran cinco mil hombres armados con disciplina, disponiendo de ametralladoras y cañones, con los que se lanzaban a la calle para apoderarse de la ciudad.
Me di cuenta de la gravedad del momento, y decidí trasladarme a la Comisaría General. Mi presencia en aquel lugar produjo un gran entusiasmo, y, curtido ya por diversas emociones intensas experimentadas desde que inicié mi vida política, confieso que la mayor de todas la recibí en la Comisaría General de Cataluña durante la mañana y la tarde del domingo, hasta conocer la resolución del general Goded.La incorporación a las fuerzas leales de guardias de Asalto, Seguridad y Guardia Civil y pueblo armado, me dieron la sensación de que podíamos entablar una lucha que debía ser a muerte o victoria decidida a nuestro favor […].
A medida que transcurría la mañana llegaban noticias en las que se decía que la lucha era cruenta. Muchos combatientes leales, heridos de importancia, se presentaban para saludarme, desarrollándose escenas de gran dramatismo, porque guardias, soldados y paisanos, rendidos y ensangrentados, al tenderles yo la mano, decíanme: "Señor Presidente, estamos a su disposición para defender a Cataluña y a la República" […].Cerca de las once y media de la mañana, y en ocasión de encontrarme en el balcón de la Comisaría, desfilaron, al mando de un coronel, quinientos guardias civiles, que avanzaban lentamente hacia el edificio. ¿Qué iba a ocurrir? Algo emocionante, que provocó un entusiasmo frenético. Los guardias, con sus jefes, desfilaron, saludándome y vitoreando a la República. Este acto de acatamiento decidido al presidente de la Generalidad […] fue en extremo reconfortante.No lo olvidaré en mucho tiempo.Regresé a la Presidencia de la Generalidad a descansar, y a las ocho de la noche me anunciaron que traían prisionero al general Goded […]".
Milicians celebren la victòria al seu pas pel carrer Ample
A Catalunya, l'aixecament militar havia de ser dirigit pel general Goded, que va desplaçar-s'hi des de Mallorca, però aquest comptava amb un suport civil escàs. Pocs catalans havien optat per la insurrecció i els partits directament implicats tenien poca implantació en el Principat. A més, el principal partit conservador, la Lliga Catalana, no va participar ni va donar suport explícit al complot, tot i que després del 19 de juliol molts dels seus dirigents van sortir de Catalunya per donar suport a la causa del bàndol nacional.
Tot i la manca de suports civils, els militars confiaven que la majoria de l'exèrcit participaria de la insurrecció i que la Guàrdia Civil els seguiria. Així, a Barcelona la insurrecció va esclatar el dia 19, però els rebels van ser aturats gràcies a l'acció de la població, amb partits i sindicats d'esquerres armats per la Generalitat, i per la intervenció de les forces d'ordre públic, que van mantenir-se fidels a la República. El fracàs de la revolta a Barcelona va propiciar que a la resta del Principat els militars sublevats acabessin rendint-se. La victòria va viure's com un gran triomf popular. El general Goded va ser arrestat i, posteriorment, jutjat i afusellat.
Mapa dels enfrontaments entre militars i guàrdia d'assalt i milícies a Barcelona el 19 de juliol. Font: Atles de la Guerra Civil Espanyola, de Víctor Hurtado / Marc Ancochea (edicions DAU)
Aquesta va ser la crònica que el diari 'La Vanguardia' del 22 de juliol va realitzar al voltant dels fets d'aquella llarga jornada:
"Durante toda la noche del sábado se notó en las Ramblas y en otras calles céntricas de la ciudad, así como en las barriadas obreras, gran animación y efervescencia entre el público que transitaba por las calles. Circularon insistentes rumores según los cuales en aquella misma noche iban a salir de los cuarteles del extrarradio las tropas iniciando un movimiento subversivo contra la República […].A las cinco menos cuarto de la madrugada sonaron en la Plaza de la Universidad los primeros disparos […]. El movimiento subversivo se había producido en nuestra ciudad, entablándose entre la Guardia de Asalto y Seguridad y las fuerzas sublevadas que procedían de los cuarteles de Pedralbes […].
Abriendo fuego intentaron avanzar, pero la reacción de las fuerzas leales al Gobierno fue aun más enérgica, consiguiendo impedir el avance […].La acción de las tropas sublevadas fue decayendo a medida que se prolongaba la lucha. La dispersión total de estas fuerzas se produjo al entrar en combate contra las mismas de Aviación, que operaban al lado del régimen republicano y que con sus ametralladoras desmoralizaron la caballería rebelde […]. Rodeado el cuartel general de la IV División por fuerzas integradas por la Guardia Civil, de seguridad y paisanos, y viendo los sitiados la imposibilidad de resistir, a las seis de la tarde se izó la bandera blanca […]. Las fuerzas leales entraron en el interior del edificio haciendo prisionero al general Goded […]."
Trinxera a la Rambla de Barcelona (es veu l'estàtua de Colom al fons)
La sublevació vista per Companys
Lluís Companys, el president de la Generalitat de Catalunya, va analitzar en primera persona els fets del 19 de juliol de 1936 a través d'aquestes declaracions que recollia el diari 'La Voz' el 21 de juliol:
"A las cuatro de la madrugada, cuando se habían retirado de la Generalidad todos los consejeros y personalidades del Frente Popular que habían acudido a ofrecer su colaboración, quedé completamente solo y muy agotado. En el momento de ir a retirarme a descansar recibí noticias que acusaban una enorme gravedad, ya que el movimiento anunciado, y que se creía habíase aplazado, estallaba. A él se había adherido toda la guarnición, y eran cinco mil hombres armados con disciplina, disponiendo de ametralladoras y cañones, con los que se lanzaban a la calle para apoderarse de la ciudad.
Me di cuenta de la gravedad del momento, y decidí trasladarme a la Comisaría General. Mi presencia en aquel lugar produjo un gran entusiasmo, y, curtido ya por diversas emociones intensas experimentadas desde que inicié mi vida política, confieso que la mayor de todas la recibí en la Comisaría General de Cataluña durante la mañana y la tarde del domingo, hasta conocer la resolución del general Goded.La incorporación a las fuerzas leales de guardias de Asalto, Seguridad y Guardia Civil y pueblo armado, me dieron la sensación de que podíamos entablar una lucha que debía ser a muerte o victoria decidida a nuestro favor […].
A medida que transcurría la mañana llegaban noticias en las que se decía que la lucha era cruenta. Muchos combatientes leales, heridos de importancia, se presentaban para saludarme, desarrollándose escenas de gran dramatismo, porque guardias, soldados y paisanos, rendidos y ensangrentados, al tenderles yo la mano, decíanme: "Señor Presidente, estamos a su disposición para defender a Cataluña y a la República" […].Cerca de las once y media de la mañana, y en ocasión de encontrarme en el balcón de la Comisaría, desfilaron, al mando de un coronel, quinientos guardias civiles, que avanzaban lentamente hacia el edificio. ¿Qué iba a ocurrir? Algo emocionante, que provocó un entusiasmo frenético. Los guardias, con sus jefes, desfilaron, saludándome y vitoreando a la República. Este acto de acatamiento decidido al presidente de la Generalidad […] fue en extremo reconfortante.No lo olvidaré en mucho tiempo.Regresé a la Presidencia de la Generalidad a descansar, y a las ocho de la noche me anunciaron que traían prisionero al general Goded […]".
Milicians celebren la victòria al seu pas pel carrer Ample